Balance de un 2015 con 125 días de viaje visitando 10 países.
Pero amigos, no se trata de sumar kilómetros, se trata de sumar experiencias, disfrutar y sentir cada una de las cosas que hice… ¡ahí radica el secreto de mi felicidad!
Con la llegada de un nuevo año me gusta hacer un repaso de las principales experiencias que he vivido durante los anteriores doce meses, pues me permite valorar la vida y dar gracias por haber aprovechado el tiempo.
Como relato en algunas conferencias, aprendí hace algunos años a valorar la importancia del tiempo. Muchos temen perder la vida, pero pocos temen perder el tiempo.
A continuación les describo algunas de ellas, son muchas más pero no todo se puede o debe contar.
Lo comencé a ritmo de The Beatles en ‘The Cavern’ en la fría Liverpool y lo termino en uno de los parques de atracciones más bellos del mundo: ‘Tivoli’ – Copenhage, Dinamarca.
Pasé unos días entre cafetales grabando y fotografiando como si trabajase para Juan Valdez en compañía de mi hermano el ‘aventurero’.
Disfruté corriendo por la Fortaleza en el maravilloso Parque Nacional de las Cañadas del Teide. Un lugar excepcionalmente bello y que increíblemente muchos residentes no conocen.
He visitando la primera y mejor fábrica de chocolate en Suiza y también la de mejor queso. Comí hasta no poder más, fue una orgía para el paladar.
Corrí al amanecer por la Selva Negra en Alemania, entre ciervos y un suelo escarchado por el invierno mientras el agua me empapaba.
Volví a Francia, y comí sus esponjosos brioches, también sus merengues y escuché su melódico acento que tanto me recuerda a Carla Bruni.
Me he sentido vivo con mi primera media Maratón de Las Galletas.
Disfruté con mis dos primeros programas de cocina para la Tv, tanto en Televisión Canaria como en MírameTv. Es unos de esos sueños por cumplir que tengo claro realizaré pero que soy consciente de lo mucho que aún tengo que aprender.
Volví a participar en el Cross María Auxiliadora de La Orotava, los 10Km más caseros que hago cada año. Repleto de gente, de ánimos y de amigos. Son experiencias con fecha fija en el calendario pero no por ello menos importantes.
Tuve el honor de participar en ‘La Laguna en Positivo’ dando una conferencia sobre ‘Ser lo que te propongas’ junto a prestigiosos psicólogos y personas relevantes de la sociedad en la que vivo. Fue y nunca mejor dicho, una mañana muy positiva.
Disfruté de mi primera experiencia llevando la comunicación de una gran prueba de montaña: SCExtreme15. Aprendí mucho y volveré a repetir.
Recorrí Corea del Sur y valoré la libertad al ver a dos metros de distancia la represión del horror comunista de Corea del Norte. De allí no se sale por las buenas.
Comí guanos de seda al vapor y se los mostré en vídeo para regocijo de la afición.
Ascendí la montaña más alta de Corea del Sur – que está en la bella isla de Jeju – y luego me bañé en una de las pocas cataratas que desembocan directamente en el mar. Jeju es Patrimonio de la Humanidad. Un paraíso en la tierra.
Me sentí nuevamente niño jugando en el mayor festival del barro del mundo. Sí, del barro. Te pones ropa cómoda y que no te importe dejar inservible, te embadurnas de barro y… ¡a jugar o bailar!
Aprendí el valor de la constancia con unas octogenarias buceadoras que cada día se sumergen en el mar para pescar. Yo firmo por llegar así de bien a esa edad.
Hice amigos al ritmo de Gangnam Style y dimos un gran salto para inmortalizarlo.
Despedí al sol en el Humedal más bello del planeta en Suncheon Bay. Con la boca abierta mientras el resto de turistas exclamaban una y otra vez.
Pasé horas de asombro en uno de los mayores festivales de fuegos artificiales del mundo. El cielo se llenó de luces de colores durante horas. ¡Y yo que pensaba que en España éramos los mejores tras los chinos! …me equivoqué.
Regresé a Dubai para comprobar cómo los rascacielos le siguen comiendo el terreno al desierto. Impresionante esa ciudad del calor, pues siempre hace calor y esto que estuve una vez para pasar el fin de año y también era insoportable.
Me sentí un poco «jeque» en la Business Class de Emirates. Fue un upgrade para el recuerdo en un A380 en un vuelo de 10 horas: la combinación perfecta de los astros. El señor del mostrador de facturación me preguntó qué me había parecido el país y le respondí que me iba maravillado, que me había gustado todo. Me regaló un cambio de billete. Una suerte.
Tuve el honor de presentar el libro de un joven investigador de Leonardo Da Vinci en Tenerife que estoy seguro traspasará nuestras fronteras. Ahí lo tienen. No duden en leerlo. Es entretenido pero sobre todo sorprendente. En ocasiones no hay que irse fuera para encontrar buenos investigadores. Felicidades.
Aprendí a perfeccionar mis famosos bollos holandeses de canela. Vuelan nada más prepararlos, me salen amigos hasta debajo de las piedras. El mundo está lleno de golosos y pocas cosas reconfortan más que saber que gusta lo que has cocinado. Además me entretuve y compartí un vídeo con la receta.
Nadé mucho con los «Loco Playa» al amanecer en Tenerife. Cuando el primer rayo de sol ilumina el mar, ellos gritan: ‘¡Qué buena la vida!’ Allí también estaba Axel con quién celebré sus 90 años. Hice un reportaje para el periódico y un video para el recuerdo. Sensacional.
Fui invitado por la Universidad Europea de Canarias, a compartir una mañana con algunos de sus alumnos. Fue una mañana de anécdotas y batallas profesionales. Mi consejo: serán lo que se propongan. Hay buena madera, hay futuro.
Cociné en casa con el que estoy seguro será un joven talento de la gastronomía en nuestra tierra, Javier Guigou. Tiene madera, tiene mañas, tiene ganas y su primer coulant de chocolate fue el mejor que yo he probado. Imaginen cuando lleve cocinados 100.
Recorrí 6.400km de carretera americana al volante de un Ford Challenger, con mi señora madre. Un viaje épico que recordaré toda mi vida. Les dejo el primero de los videos con el potente vehículo.
Me fui hasta los Cayos a por el mejor Lemon Pie del planeta, conduciendo de isla en isla con el sol casi a la espalda.
Regresé a Nueva Orleans a comer bollos de azúcar, a comer criollo, a buscar a Tom, y a escuchar buenas música. Además corrí al alba y se los mostré en un video.
Me reencontré con el Gran Canyon pero esta vez además lo sobrevolé en helicóptero. El accidente geográfico más impresionante del planeta nunca me dejará indiferente.
Recordé una vez más la hospitalidad de los indios Navajos en Monument Valley y corrí por sus interminables rectas emulando a Forrest Gump.
En Las Vegas me atiborré a marisco picante igual que el protagonista de `Crónicas Carnívoras’ en el «Hot’n Juicy» y lo mostré en vídeo y además no gasté un dollar en los Casinos, pues bastante suerte tengo en la vida como para estar jugando con ella.
Me quedé con la boca abierta durante días ante la inmensa belleza de Yellowstone, el Parque Nacional más antiguo del mundo. Allí todo es magnífico. Desde sus bisontes hasta monumentos geotérmicos.
Pinté por segunda vez Cadillacs clavados en el suelo con botes de spray. Ver a mi madre hacerlo me resultó muy divertido, la verdad.
Comí carne a kilo en el Rancho más famoso de Texas.
Desayuné wafles en «Wafles house», junto a camioneros en mitad de una interestatal que te pueden llevar a cualquier lugar y a donde llegan a saber de qué lugar.
Comí pancakes en «Ihop». Ellos lo llaman FamilyRestaurant, que bien es cierto que en USA la palabra Restaurant se usa muy alegremente, pero las tortillas estaban riquísimas.
Me sumergí en Dallas por un día en la vida y muerte de JFK en un museo que llevaba años queriendo visitar. Un gran presidente pero al parecer un gran hombre. Carismático y que a nadie dejaba indiferente.
Me tomé un café en el primer Starbucks del mundo y que está en Seattle. Al llegar había realizado mi tercer ‘costa a costa’ por Estados Unidos en 5 años. No está nada mal y un café para celebrarlo no era mala idea.
Volví a comprobar lo mucho que la gente adora la Gran Manzana, donde puedes pasar de un perrito caliente en la calle a un estrella Michelín en el mismo día. Además me reencontré con viejos amigos y nuevos amigos, como Tomás González o Federico Hatoum de PuroMac.
Disfruté y mucho con mis colaboraciones en Radio y Televisión donde cuento con magníficos compañeros.
Continué intentando hacer buenos panes – tras dos años voy en el buen camino – pero aún no soy panadero. Eso sí, hago un atún en adobo para chuparse los dedos. Prueben en casa, ya verán.
Celebré la llegada de mis 40 años en el Parador Nacional del Teide, viendo la que considero la montaña más bella del mundo.
Grabé para ‘HabloGeek’ un podcast sobre tecnología en los viajes, y que al parecer fue un éxito. Me encanta hablar sobre viajes y esto se nota.
http://5by5.tv/hablogeek/16?utm_content=buffere968a&utm_medium=social&utm_source=twitter.com&utm_campaign=buffer
Seguí recibiendo mensajes amables de viajeros que disfrutaron una vez más viendo ‘El Turista’ en Canal Viajar. Ya van por 9 las emisiones en algo más de un año y medio. Sin palabras de agradecimiento me dejan.
Dejé una vez más que mi pelo creciese para sentirme un poco más fresco cuando salgo del agua, para sentirlo en mi cara y que me recuerde que durante 18 años haciendo televisión cada día estaba obligado a mantener la misma imagen, ahora también soy dueño de mi propia apariencia.
Me puse una mochila y me fui a recorrer el Camino Inglés hasta Santiago de Compostela, otra deuda pendiente en mi país de la cual me habían hablando maravillas tanto dentro como fuera. Misión cumplida. Conseguí incluso hacerme un Selfie con el apóstol Santiago y saborear una estupenda queimada con María José. Ya casi colegas.
He sido testigo del mayor movimiento migratorio en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Me fui hasta Grecia para verlo y contarlo. Firmé el reportaje ‘Lesbos, la puerta de Europa’ que se vio en varias televisiones. También publiqué en prensa y di charlas en institutos sobre el fenómeno.
Corrí los 21km de la Anaga Marathón y además lo grabé desde dentro para mostrárselo a todos. Otra gran experiencia para el recuerdo. Y sí, corrí cámara en mano y hacía las entrevistas pues eso, sobre la marcha.
Compartí con los alumnos de la facultad de Periodismo de la Universidad de La Laguna las experiencias profesionales de un autónomo independiente en estos tiempos que corren. Me alegró escuchar tantas y tan interesantes preguntas.
Subí hasta Pico Viejo acompañando a unos montañeros increíbles mientras aprendía con los relatos de Sebastián Álvaro, creador de ‘Al Filo de lo Imposible’.
Disfruté una vez más de mi señora madre en Portugal a donde fuimos a pasar la Navidad descubriendo Oporto.
Me senté a la mesa de uno de los mejores restaurantes del país a disfrutar de un menú degustación que aún puedo saborear con tan solo cerrar los ojos.
Reflexioné un poco sobre la vida a orillas del río Sar, donde me sentí como en casa.
Participé en el mayor evento solidario del año, ‘Reyes para Todos’ donde te reencuentras con la maravillosa realidad solidaria canaria. Fueron 60.000 lo juguetes recogidos. Siento la lata que les di esos días, pero la causa lo merecía. Gracias.
Y feliz por tantas experiencias vividas aproveché una oferta y volé hasta Copenhague con una mochila de 5,1kg para dar la bienvenida al 2016 al que solo le puedo pedir…
…paz, salud, amor y libertad.
Me despido deseándoles un poco de todo lo bueno que hay en este mundo, que no es poco.
Gracias por querer compartir conmigo muchas de estas experiencias. Compartir es vivir.
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