Un buen hotel en Copenhague
En el mundo escuchas a muchas personas criticar lo malo que es esto o aquello pero, sin embargo, en España la personas reclaman poco por las vías ordinarias. Esto hace que muchas veces el problema no llegue hasta los oídos de quienes tienen capacidad de cambiar las cosas.
En el círculo de las empresas, los buenos gerentes suelen pagar lo que sea con tal de obtener información fidedigna sobre la opinión real que tienen los clientes sobre su firma. Ya no les cuento si hacemos referencia al lado positivo, a mostrar una felicitación. Casi nadie rellena un papel o envía una felicitación a una empresa por un buen servicio.
Hoy dedico estas líneas para recomendarles un hotel de dos estrellas que encontré como casi todos, buceando por TripAdvisor. Les hablo del WakeUp Copenhagen (cerca estación). Cumplía todos los requisitos exigidos por mí: económico – al menos en relación al precio medio de la ciudad, limpio, céntrico, con wifi y que tuviera un nivel de valoraciones favorables altas para hacer fiable mi elección. (Pantallazo de TripAdvisor).
Con todas esta opiniones ‘muy buenas’ lo reservé, no sin antes entretenerme en leer algunas de las críticas que tenía el establecimiento y analizar un poco el perfil de criticante. Las peores llegaban firmadas precisamente por compatriotas, por españoles. Les relato algunas de ellas mientras les doy otro punto de vista y así iré hilando mi crítica al establecimiento.
‘Las habitaciones son pequeñas, minúsculas y me tropezaba con mi pareja’
Desde luego son habitaciones pequeñas, pero no tan pequeñas como las del EasyHotel de Londres o la mayoría de las habitaciones que por el mismo precio puedes encontrar en París o en el centro histórico de Roma. Ya no hablemos de Koolom en Hong Kong.
Es un hotel de ciudad con dos estrellas, no un resort de vacaciones para estar en la habitación.
Aún así se trata de un establecimiento grande, relativamente nuevo y con un diseño muy cuidado.
Añado que la calidad del sueño es excepcional. Cuenta con unos colchones confortables y edredones nórdicos que para eso hablamos de Dinamarca. Uno para cada persona.
La ventana de la habitación se puede abrir un poco, cosa de agradecer si no te gusta el aire acondicionado en verano o quieres airear después de horas con la calefacción.
‘El baño son mamparas de cristal y falta intimidad’
Los cristales del baño son opacos de mitad para abajo y no deja ver nada que no quieras que se vea, de resto dan mayor sensación de espacio. Se trata de un baño-cabina, con suelo con calefacción radial y ducha está separada del resto por mamparas, evitando que se moje todo el suelo y no como otros baños-cabina que he usado.
Añado que además limpian el baño y repasan la habitación cada día y que las toallas realmente secan y las cambian si lo necesitan. Además tienen jabón y champú, eso sí, de sobre.
Pero es cierto que no es una habitación para compartir tal vez con un compañero de trabajo, es más para parejas o amigos.
Aprovecho para terminar con las habitaciones.
Soy un friki de la tecnología por lo que necesito siempre enchufes y, afortunadamente, tiene varios. Junto a la cama, dos sobre la mesa del escritorio y otro en el baño.
El suelo es de moqueta, pero tranquilos que es de pelo bajo y está limpia.
Cuenta con iluminación directa e indirecta, ideal si compartes con otra persona – para leer o para ir al baño sin molestar o para ver un rato la tele pero no estar totalmente a oscuras o para escribir un rato en la mesa.
No tiene armario, así que si vas con maletas voluminosas mal asunto, pero yo viajo con mochila pequeña. La ventaja es que tiene varios colgadores y perchas de verdad, una ventaja. Además debajo de la cama hay dos cajoneras grandes.
La pantalla de tv es plana y cuenta con conectividad HDMI lo que en mi caso me permitió poner alguna película en las frías noches de invierno.
La wifi del hotel es buena, en esto coinciden todos, también los españoles.
No hace falta sentarse en la cama, hay una silla para el escritorio y otra de diseño junto a la cama.
‘Está lejos’
Varios españoles dicen que está lejos. Andando desde la puerta de hotel a la puerta de Tívoli hay 10 minutos a ritmo paseo. Si aligeras tardas un poco menos. Me pregunto si todos estos han dormido en Londres por ese precio y en esas condiciones a menos de 10 minutos del Big Ben o a menos de 10 minutos del centro de París, o si van a sus trabajos andando desde sus casas a menos de 10 minutos. Hablamos de 10 minutos a pie, no en coche o en metro. Vamos, que el hotel está cerca y si le añado que son los mismos 10 minutos a pie hasta la puerta de la estación central ya es ideal. Pues esa es la estación por la que la mayoría de los viajeros entran y sales de la ciudad, ya sea de otros lugares de Dinamarca o de Suecia o del aeropuerto. Casi todo pasa por la estación central.
‘El desayuno es caro y malo’
Nuevamente las mayores críticas son de los españoles. Para poder decir que algo es caro o barato hay que compararlo con el resto. En Tívoli, el hotel hermano que está justo al lado, el desayuno cuesta 27 euros. El bufete del WakeUp cuesta 11,50 euros e incluye:
Leche desnatada y semidesnatada.
Café o Té e infusiones.
Jugo de naranja y de manzana.
Panes no industriales de 3 tipos que los cortas al gusto.
Panecillos pequeños de semillas.
Mantequilla ecológica.
Dos tipos de mermelada.
Chocolate Nutella de envases individuales.
Yogur natural a granel.
Tres tipos de cereales incluyendo avena integral.
Dos tipos de embutidos y paté.
Pepino en lonchas.
Queso en lonchas.
Fruta fresca entera: peras y manzanas.
Huevos frescos pasado por agua. En su punto.
Desayuné allí 7 días y sinceramente, no me aburrí con las combinaciones. En casa no varío tanto mis desayunos. La calidad es muy buena. Nada en comparación con los desayunos insípidos e industriales de Estados Unidos, servidos siempre en vasos y platos de cartón con cubiertos de plástico o los terribles English Breakfast con judías de bote que se sufren en Londres u otras ciudades. Ya no les digo si lo comparamos con los desayunos de un hotel chino en China, donde la sopas de fideos de arroz son el primero del desayuno y del segundo ni hablemos.
Si además tenemos en cuenta que un café en cualquier cadena de Copenhague cuesta 5 euros y un bollo de canela 4,50 euros, los 11,50 euros del desayuno del WakeUp son un buen precio, entendiendo todo lo que puedes comer.
‘El personal no era amable’
Con el personal que más contacto tuve fue precisamente con el de los desayunos, siendo siempre muy amables y serviciales.
Al personal de recepción solo lo vi el día de llegada para hacer el check in, ya que para el check out ni siquiera pasas por la recepción – dejas la llave en una bola de metacrilato junto a la puerta y adiós.
Además, el acceso al hotel no te obliga a pasar a menos de 20 metros de la recepción. Los ascensores tienen un sistema de seguridad de tarjeta y sin ella no accedes a las plantas. Así que los empleados tampoco están al tanto de quién entra y sale. No caben las malas caras y las miradas de ‘resquemor’.
‘Te cobran por dejar las maletas’.
Si, 20 coronas (algo más de 2,50 euros) por usar una taquilla enorme, bajo llave, en la planta sótano. No más cara que la misma taquilla en la estación de tren. Además, haciendo uso de esa taquilla no te queda la duda de si alguien se cuela en el cuarto de las maletas mientras sigues disfrutando de la ciudad después de abandonar la habitación. Prefiero pagar un poco que dejarla amontonada junto a otras.
En fin, que aquí me tienen escribiéndoles sobre el WakeUp Copenhagen (en español Copenhague) pues sé que es un hotel muy recurrido por los viajeros de bajo presupuesto que necesitan habitaciones dobles. La ciudad es cara, toda, también los hoteles lo son si los comparamos con España. Pero esta es una buena opción y yo no tengo nada que ver con ellos, pagué mi habitación como todo el mundo, pero es que después de leer a algunos en TripAdvisor… me hierve la sangre, jajajaja. Bueno, no tanto que esto ha sido en fin de año y estaba a 4 grados bajo cero.